Hablemos de los que decían que era fuerte porque siempre sonreía cuando en realidad era más frágil que las muñecas de porcelana, de los que decían que iba de dura cuando en realidad estaba hecha una mierda.
Hablemos de lo sola que estaba y de todo lo que lloraba en sus noches de borrachera tras haber dedicado todas sus canciones a su último amor.
Hablemos de que ella era de las que iban a contracorriente, con su desalocada melena al viento, sin rumbo fijo, cansada de la rutina.
Hablemos de esa chica cuyo sombre es Soledad.
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